Esto es lo que aprendimos con la cuarentena

Esto es lo que aprendimos con la cuarentena

Creo que nadie se imaginaba que nuestra vida y el mundo iba a cambiar de manera tan repentina. Y es que, de la noche a la mañana, todo lo que conocíamos cambió por completo: nuestro ritmo y estilo de vida, nuestras relaciones interpersonales, la forma de trabajar, la limitación de movilidad… en fin, tantas cosas que es difícil enumerarlas todas.

Si bien la pandemia trajo muchas consecuencias negativas en miles de personas alrededor del mundo, hoy queremos dedicar este blog a todas las cosas buenas o mensajes positivos que nos quedaron. Al final del día, la vida se trata de vencer las adversidades y quedarse con las lecciones que cada situación tiene para enseñarnos.

Como saben, amamos los animales, no solo por su maravillosa compañía sino también porque son grandes maestros para los humanos y podemos aprender muchas cosas de ellos. No es casualidad que se diga que las mascotas son una especie de terapia para sus humanos y que, de hecho, sean los protagonistas en muchas terapias de rehabilitación y asistencia psicológica. Quien ha tenido un mal día comprende bien lo que es abrir la puerta de la cara y ver esas 4 patitas recibiéndonos y dándonos cariño… automáticamente sientes que las cosas empiezan a mejorar.

 

Por eso, queremos contarte lo que aprendimos de ellos con la cuarentena:

 

De nuestras mascotas aprendimos:

  • La importancia de una buena rutina: La cuarentena nos desorientó a todas. Todo lo que hacíamos diariamente, de la nada simplemente se detuvo y más de una empezó a sentir “que no se hallaba” o que necesitaba organización porque la rutina que solíamos tener ya no existía. Entonces, ¿cómo organizarme con esta nueva realidad? A muchas de nosotras nos tocó adaptarnos a los cambios de manera abrupta, sin ese periodo de tiempo para hacer el cambio progresivo.
Tener una rutina es clave para organizarnos y hacer un mejor uso del tiempo, podemos realizar mejor nuestras acciones del día sin divagar y contamos con más espacio libre para hacer otras cosas.

 

En este caso, nuestros perri-hijos son expertos en esto: tienen un horario regular para despertarse, para salir, para comer y para dormir. Nosotros, en la mayoría de los casos, somos quienes han fomentado estas rutinas y hábitos en ellos y con esta cuarentena lo pusimos en práctica para nosotros mismos.

Al igual que nuestras mascotas, pudimos experimentar de primera mano que los cambios de rutina inesperados son molestos, confusos e incluso nos desestabilizaron emocionalmente. Pero contamos con la inteligencia y voluntad de sabernos adaptar a las nuevas circunstancias.

 

  • A mantenernos activas físicamente: Nosotras dedicamos tiempo, tanto gati-hijos como perri-hijos, para que realicen ejercicio y actividades. El ejercicio no sólo los mantiene en forma, sino que también promueve su estimulación y salud mental ya que les ayuda a eliminar el estrés. Bueno… pasa igual con nosotras. Independientemente de si eres una persona fit; o que hace ejercicio ocasionalmente o el ejercicio no es lo tuyo.

Esta cuarentena nos enseñó la importancia de mantenernos en actividad. Para algunas personas fue complicado, porque cerraron gimnasios, parques y lugares donde podíamos hacer ejercicio, y esto nos llevó a improvisar. Para otras, se presentó la oportunidad y tiempo de empezar a dedicarle más atención al cuerpo y mente. En cualquiera de los casos, quedo en evidencia que hacer ejercicio (independientemente de la cantidad o frecuencia), no solo nos trae bienestar físico sino también mental… al igual que a nuestras amadas mascotas.

 

  • A sentir y expresarnos: Probablemente uno de los temas que más se hablaron sobre esta cuarentena es acerca de la salud mental. El encierro, la incertidumbre, el miedo y muchas otras emociones pusieron sobre la mesa la importancia de atender nuestras emociones, de hablar y de buscar ayuda de ser necesario. Cuando nuestra mente se pone en alerta permanente, nos genera un impacto emocional importante.

Nuestras mascotas nos han enseñado la importancia de sentir, pero sobre todo de expresarnos: si a ellos les duele algo o se sienten mal, lo expresan… ya sea con gemidos, decaimiento, ladridos o actitudes que sin indagar mucho nos indican que algo no anda bien. Así como les prestamos atención a sus emociones y malestares físicos, debemos hacerlo con nosotras mismas.

  • La gratitud: Nuestros gati-hijos y perri-hijos son extremadamente agradecidos. Quien tiene uno o varios, sabe muy bien de lo que hablamos. Los animales son felices con lo mucho o poco que les damos (claro está, que siempre tratamos de darles todo para que sean felices), pero la verdad es que ellos saben valorar las cosas: un techo para dormir, un platito de comida, juegos, juguetes y sobre todo el amor de su mamá humana. En estos tiempos de cuarentena realmente nos puso en perspectiva que no necesitamos mucho para ser felices: lo principal es la salud.

Hemos aprendido el valor de agradecer el hecho de gozar de salud o de habernos recuperado, de gozar con una mente ingeniosa para sabernos reinventar e incluso emprender, de tener a nuestros seres queridos y sobre todo valorar el aquí y ahora.

  • A estar presentes: Sin querer queriendo nos dimos cuenta que nuestros perri-hijos y gati-hijos son unos fieles practicantes del mindfulness, puesto que saben lo que es vivir en el presente… si están jugando con un hueso o con su ratón, se sumergen en esa actividad; si se echan un ratito a disfrutar el sol, aprovechan ese delicioso momento… no se ponen a pensar en todo lo que les queda por hacer o en si están apurados para hacer otra cosa, simplemente disfrutan el momento presente.

Cuando comen, comen; cuando juegan, juegan; cuando observan, observan… y así con todo lo que hacen en su día a día.

No cabe duda que tenemos que aprender de ellos a disfrutar más el momento y a dejarnos de preocupar por las cosas que aún no hacemos e incluso por cosas que ni sabemos si van a pasar.

 

Otras cosas que aprendimos:

  • No podemos controlarlo todo, aunque queramos: Esta situación fue la prueba más clara de que, aunque queramos, no podemos tener el control sobre todas las cosas. Hay situaciones que no dependen de nosotros y ahí radica nuestra capacidad de adaptarnos y de comprender que somos personas frágiles y vulnerables.
  • Nos necesitamos el uno al otro: El Covid-19 y posteriormente la cuarentena, nos enseñaron que no podemos salir adelante sin los demás. La independencia personal es una quimera, ya que el trabajo y apoyo colectivo es lo que nos permite funcionar, no sólo como sociedad, sino como individuos.

En estos meses pudimos ver cómo una de las cosas que más resaltaron, es que las acciones y cuidado que cada uno tenía, impactaba en los demás. Si cada uno se cuida y toma las precauciones, está cuidando a quienes lo rodean.

  • El papel fundamental que cada uno juega como parte de la sociedad: Aquí queremos hacer énfasis en todas esas maravillosas profesiones tan necesarias y muchas veces poco valoradas: guardias de seguridad, motorizados, cajeros, agrícolas y por supuesto el personal de salud que ha estado luchando incansablemente por curar y contener este virus, sacrificando sus horas de descanso, doblando turnos y exponiéndose a los riesgos. Esta pandemia nos deja de lección que todos cumplimos un papel fundamental en nuestro entorno y que podemos valorar más lo que cada persona tiene para aportar desde su esfera.
  • Que otro tipo de vida SÍ es posible: Esta pausa fue justa y necesaria para detenernos y pensar sobre cómo estamos viviendo hoy en día. A pesar del miedo e incertidumbre que podíamos sentir, la naturaleza nos maravillaba con los animales corriendo libres por las calles, nadando en lugar donde hace tiempo no se los veía. La tierra tuvo un merecido y necesario respiro de nosotros: los ríos se limpiaron, la contaminación del aire disminuyó notablemente, muchas fábricas se detuvieron. Y si bien es innegable que muchas de las personas se vieron afectadas, también es innegable que esto nos llevó a comprender que el cambio climático se siente y que es un tema que debemos tratar como prioridad. También comprendimos que el consumismo no es necesario, que podemos vivir muy bien con las cosas necesarias y que debemos valorar más a nuestro planeta.
  • La solidaridad es maravillosa: a pesar de que esto es algo que muchos de nosotros lo promovemos diariamente, es genial cuando un valor tan hermoso es puesto en práctica por todo el mundo. Países ayudando a otros, personas ayudando a otras sin interés y sin importar su origen… humanos ayudándose entre sí. Hubo muchos momentos difíciles y es aquí cuando se pudo ver el valor de nuestra humanidad con actos a veces pequeños, pero muy valiosos. Donar, ayudar y proteger a nuestros mayores, limpiar el espacio y mantener la distancia son sólo algunas muestras de cuidado y solidaridad que vimos durante esta pandemia.
  • La forma de trabajar: Más de una empresa quedó con la boca abierta al ver que el teletrabajo es posible y muy viable. Que los colaboradores pueden seguir siendo productivos e incluso más que antes. Para muchas empresas y personas, la cuarentena los obligó a cambiar sus formas de trabajo y estilos de vida, pero en nuestra opinión, ha sido de manera positiva.
  • Que la compañía es increíble y necesaria: Ya sea la compañía de nuestra familia, pareja o mascotas, hemos aprendido que tener una mano o pata con la cual contar significa mucho en nuestra vida. Es increíble cuánto subieron los porcentajes de adopciones de perri-hijos y gati-hijos alrededor del mundo durante la cuarentena y cuántos miles de personas decidieron tomar la responsabilidad de incluir a una mascota como parte de su familia.

Para concluir…

Es difícil asimilar cómo el mundo y nuestra vida pudo cambiar en cuestión de días… todo empezó con una alerta y semanas después comercios, colegios, aeropuertos, eventos e industrias estaban cerradas y canceladas.

Los planes de muchas personas se vieron suspendidos e incluso truncados, gente varada en países que no son los suyos y una crisis sanitaria pocas veces vista a nivel mundial. Viajes, fiestas, paseos, cursos y planes organizados por meses se detuvieron en cuestión de días.

Aunque la crisis ha golpeado a todos sin distinción de edad, religión y raza, creemos que vale mucho la pena rescatar las cosas buenas y las lecciones aprendidas para lograr un mundo más sostenible y equitativo.

Hoy en día, como sociedad debemos cambiar muchas cosas de nuestra forma de vivir y conectarnos más con la naturaleza y recordar que son las pequeñas cosas las que valen. Agradecer por la salud, por tener a una mano o pata amiga y porque mientras estemos vivos siempre vamos a tener la oportunidad de comenzar de nuevo.

¿Qué lecciones te dejó esta cuarentena? Nos encantaría saber.

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