El paraíso de los gatos existe y su nombre es Estambul.
Está ciudad turca es mundialmente conocida por muchas cosas, desde su fascinante historia y cultura, pasando por su aclamada gastronomía y cerrando con broche de oro: sus gatos.
Estambul es una de las ciudades en el mundo donde encontrarás gatos en cualquier lado: por las calles, en las tiendas, descansando en los restaurantes e incluso en las estaciones de tren. Todos, absolutamente todos los gatos están bien cuidados y esto es gracias a la maravillosa gente que los cuida y alimenta.
Al contrario de cómo sucede en otros países, los gatos callejeros en Estambul están perfectamente cuidados, y es que la gente los respeta y cuida como si fueran propios.
"Sin gatos, Estambul perdería su alma”, dice la voz en off de uno de los protagonistas humanos del documental _Kedi (Gatos de Estambul). “En Estambul el gato es más que un gato. El gato representa el caos indescifrable, la cultura, y la singularidad esencial de Estambul”.
Los gatos son ciudadanos ilustres de Estambul porque llevan siglos en ella. Estaban ahí mucho antes de que pasara de ser una ciudad media, de cuatro millones de habitantes, a la megaurbe de 20 millones que es hoy. Y así lo recuerda la directora de Kedi, Ceyda Torun que nació y creció allí en los ochenta en Estambul hasta que se marchó con 11 años. Y décadas después lo que sigue recordando son esos gatos callejeros que le hacían compañía de niña.
Si has visitado alguna vez Estambul, estarás de acuerdo con ella, y te darías cuenta de la cantidad de gatos que se pasean por sus calles, y la tranquilidad y confianza con lo que lo hacen. Si no has visitado aún Estambul, deberías, y cuando lo hagas, no dejes de fijarte en sus vecinos más autóctonos que pueden llegar a convertirse en los reyes de un café, las reinas de una tienda o las emperatrices de un bazar.
Ceyda Torun y su director de fotografía, Charlie Wuppermann, se pasaron dos meses siguiendo a gatos por la ciudad. Les rodaron con cámaras que colocaban a su altura, para descubrir otra ciudad, la que se ve desde los pies de los humanos. Les grabaron con drones para ver sus paseos por cornisas y sus siestas en toldos. Les siguieron por agujeros que pasan desapercibidos a nuestros ojos y les siguieron por las noches cuando muchos se convierten en cazadores de ratones y ratas (este momento Tom y Jerry de la película) . Y de todo el material que sacaron, decidieron seguir a siete gatetes, con personalidades muy distintas e historias geniales que dicen mucho de la ciudad.
Son Sarı (La Estafadora) , Bengü (La Cariñosa) , Aslan Parçası (El Cazador) , Psikopat (La Psicópata) , Deniz (El Sociable) , Gamsız (El Juguetón) y Duman (El Elegante) . Cada uno vive en un barrio acorde a su personalidad.
Dunam, por ejemplo, vive en Nisantasi, el barrio más elegante de Estambul, se pasea como un señor por allí y se ha encariñado de un café restaurante en el que le miman mucho. Jamás entra en el local, se sube a un banco y empieza a dar golpecitos en la ventana, así saben que tiene hambre. Y no hambre de cualquier cosa, de pavo de primera y queso manchego.
Sarı vive a los pies de la Torre Gálata y solo sale en busca de comida para ella y sus crías, para conseguirla hace lo que sea. Aunque ya se ha ganado a una vendedora de una tienda que la cuida lo que puede. Psikopat es una gata celosa de su barrio, Samatya, una zona antigua de Estambul, defiende lo suyo y tiene hasta a su marido gato a raya.
Para los ciudadanos de Estambul los gatos son seres inteligentes, más que los perros y casi más que los hombres. Según ellos, saben hasta de la existencia de Dios, y que los humanos somos sus intermediarios, mientras que para los perros, los hombres somos sus dioses. “No son desagradecidos”, dice uno de los hombres del documental. “Simplemente saben más”.
Por eso prefieren dejarlos libres, cuando les metes en casa, pierden su naturaleza gatuna, creen ellos. Aunque los gatos, tan listos, se buscan sus amos por horas, esas personas que saben que les mimarán cuando se acerquen y les darán comida cuando ronroneen.
Ahora que la ciudad sigue creciendo y se gentrifica, como el resto de capitales del mundo, sus habitantes se preguntan qué pasará con sus gatos. Pues que Estambul perdería su alma, sus ciudadanos eternos. Y sin ellos, las calles de la bulliciosa ciudad parecen vacías.
1 comentario
Soy Española,gallega, y de un pueblo pequeño……pero estoy totalmente de acuerdo con la creencia Turca…..y tienen totalmente mi admiración por respetarlos!!!
Gracias Estambul